Tinta del país (Tempranillo) y un pequeño aporte de Cabernet Sauvignon que se cultivan en viñedos que tienen entre 5 y 20 años de antigüedad. El bondadoso clima y los suelos de la región permite la óptima maduración de los frutos.
En la casa de Carmelo Rodero se conservan las tradiciones vinícolas como la más pura expresión del arte. Por eso cada uno de sus vinos es dibujado con rigurosidad para lograr un carácter único y una personalidad que cautiva a todos los que lo beben.