Más allá de los cambios en viticultura y vinificación, que no ha sido pocos en los últimos años, mucho hay que aclarar para poder ir apreciando estos los vinos de tan singular tierra.

Más allá de los cambios en viticultura y vinificación, que no ha sido pocos en los últimos años, mucho hay que aclarar para poder ir apreciando estos los vinos de tan singular tierra.

Comenzaremos por el fin en 1997 de la hegemonía ejercida por la cooperativa KWV, hecho que da el pistoletazo de salida a muchas bodegas que buscaban más la calidad que la cantidad perseguida hasta entonces. A esto se unió la gran cantidad de pequeños productores que fueron surgiendo ansiosos de explorar nuevas tierras y variedades.

Y como colofón se da el caso de que  el 95% de los viñedos de Sudafrica están en Western Cape, una de las floras más diversas del mundo, lo que proporciona el desarrollo de un proyecto de  viticultura sostenible apoyado por el gobierno llamando Integrated Production of Wine.

Relevante también es saber que los vinos de Sudáfrica y su legislación WO (Wine of Origen Scheme) permiten mezclar las variedades de uva de diferentes terrenos  o zonas geográficas de mayor o menor extensión (Unidad Geográfica, Regiones, Distritos, Wards), desapareciendo de esta forma el concepto “Terroir” que se tiene tan arraigado en el viejo mundo. En todo regla hay una excepción y esa se llama en Sudafrica Estates Wines, la única categoría que condiciona la producción del vino en dichas áreas al más estilo chateû bordelés (terreno propio, bodega propia integrada en la zona, vinificación  embotellado y crianza en la propia bodega), permitiendo de esta manera que los productores pueden tener una línea más económica para desarrollar sus marcas y mantener a la vez a, través de los Estates Wines la integridad de sus vinos de calidad.

Como en toda zona donde se hacen vinos diferentes, en Sudáfrica el clima y la geografía son más que relevantes también.  A pesar de estar en una zona de clima mediterráneo con temperaturas de hasta 30 granos, pensar que todo Western Cape es uniforme sería uno gran error ya que la corriente fría del Benguela que asciende por la costa occidental con os vientos que nacen en  la Antártida refrigeran todo esta zona y viéndose incrementada por un fuerte viento del sudeste llamado localmente Cape Doctor, llevando tierra a dentro el aire enfriado en el mar. En cuanto a los terrenos los hay con una gran diversidad y altitudes y exposiciones dando a los viticultores un gran abanico para buscar la mejor expresión de las diferentes variedades que se trabajan en Sudáfrica.

Los vinos de Sudáfrica están de moda, y no es casualidad.

Las variedades tintas más usadas son la Cabernet sauvignon y la Merlot, juntas o por separado para hacer monovarietales de estilo bordelés. La Syrah también es usada para tintos de mucho cuerpo, muy frutales, aromáticos y especiados. No podemos olvidarnos de la exótica Pinotage, cruce entre la Pinot Noir y la Cinsault, considerada por muchos como autóctona de Sudafrica y que si se trabaja con vides en  vaso puede dar vinos realmente complejos y es que ciertamente el potencial de esta variedad está aún por descubrir.

La diversidad para las variedades y estilos de uvas blancas es notoria. Dese la Chenin Blanc en todas sus vertientes gustativas (vinos secos o con azúcar residual llegando a ser compotados) pasando por  los frescos y crujientes Sauvignon Blanc, a veces enriquecidos por el paso por madera, hasta la versátil y archiconocida chardonnay. Sin olvidarnos del Moscatel de Alejandría, aquí conocida como Hanepoot y de la que antaño se obtenían los famosos vinos dulces africanos Vin de Constance, que poco a poco se retoman.

Y es que una perla como Sudáfrica da para mucho y muy variado, una tierra por descubrís aun al mundo, un mundo es si mismas del que descubrir un sinfín de placeres vinícolas.

Daniel Ramos Dtor. Sumiller Ejecutivo Grupo Viñafiel.

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