Las uvas Bruñal con las que se elabora este vino son originarias de los Arribes del Duero y han sido adaptadas con excelentes resultados al terruño de los viñedos de La Seca (Valladolid). El suelo donde se encuentran estos viñedos es muy pobre y está compuesto por cantos rodados en la superficie y un subsuelo arcilloso que aporta notas minerales al vino.
Cuando las uvas alcanzan su grado óptimo de madurez, se vendimian a mano y se realiza una primera selección de los racimos en el propio viñedo. Tras mesa de selección se procede al despalillado y se encuban en depósitos de acero inoxidable, donde maceran con remontados periódicos para aumentar la riqueza fenólica y aromática del vino. La fermentación alcohólica se produce a temperaturas controladas por debajo de 24ºC, y después el vino pasa a barricas de roble francés y americano donde realiza la fermentación maloláctica. Después, tras una crianza de cuatro meses en esas mismas barricas, se embotella.
De color rojo picota, con ribetes púrpuras, es un vino limpio y brillante. En nariz tiene una gran intensidad de aromas de fruta roja que se integran a la perfección con las notas de madera de la crianza y los toques minerales propios del suelo. En boca es fresco, con una muy buena acidez que se integra desde el principio hasta el final. Un vino muy carnoso y goloso.