Es un vino fruto de las singulares características del paraje y de ese “algo más” intangible que hace poso en cada uno de nuestros caldos.
Demuestra su perfecto estado de juventud. En nariz, aromas varietales de Tinta Fina bien madura. Frutas del bosque que se integran perfectamente con los finos y elegantes torrefactos propios de sus 8 meses en barrica nueva. En aireación aparecen notas minerales propias de la elevada altitud y sus suelos calizos que le hacen aún más complejo.